Al abrir mi correo una profe amiga me había enviado este video. Todo lo que me envía es provechoso y lúcido. Realmente lo era.
¿Cuántas veces nos gana el desánimo? ¿Qué porcentaje de nuestra mente y nuestra alma ponemos en vivir? ¿Cuántas quejas proferimos por no tener esto o aquello que creemos ineludible para lograr un objetivo?
No hacen falta brazos para dar abrazos cuando se tiene corazón.
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